Alejandra Artiel nació el 27 de noviembre en Ceuta (España). A la edad de 8 años se trasladó a vivir a El Puerto de Santa María (Cádiz, España) donde se inició en la música estudiando piano clásico en el Conservatorio Rafael Taboada continuando más tarde sus estudios en el Real Conservatorio Manuel de Falla (Cádiz).
Años más tarde, con 22 años y debido a su admiración por la música de Clifford Brown, empezó a estudiar trompeta a la vez que cursaba la carrera de Ingeniería Civil en la Universidad de Cádiz.
En 2010 se traslada a Groningen (Holanda) para seguir con sus estudios universitarios en la Hanze University of Groningen, lo que le permitió conocer la escena jazzística de la ciudad y participar en diferentes másters realizadas en el Prince Claus Conservatoire.
Al año siguiente se traslada a la ciudad de Ámsterdam para iniciar sus estudios de Jazz bachelor en el Conservatorium van Amsterdam. En 2014, se estableció en Donostia-San Sebastián (España) para estudiar Trompeta jazz en Musikene (Centro Superior de Música del País Vasco).
Su pasión por la música, en especial el jazz, viene motivada por su entorno familiar. Su padre es aficionado a la guitarra flamenca y su madre una gran amante de la música, especialmente de la música negra.
Desde muy temprana edad, siente gran fascinación por la música de Big band, en especial por Thad Jones y Maria Schneider, lo que le ha llevado a seguir formándose en este campo con maestros como el trombonista y compositor Ed Partyka. Esta predilección por las grandes orquestas de jazz le ha llevado formar parte de diversas big bands, destacando la Andalucía Big Band en la que ingresó en 2013 y con la que se ha presentado en numerosos escenarios y festivales.
Al margen del mundo de las big bands, ha formado parte de otras agrupaciones de difentes estilos, realizando colaboraciones con diversos artistas y además de su propio trío junto a Nacho Soto y Martin Irigoras.
Otra de sus facetas es la composición, especialmente de música para cine y en concreto para el género documental. En 2020 tuvo la oportunidad de colaborar con el director César Déneken para los cortometrajes Recordar (2020), Vidas por escribir (2020) o El tabique de las lamentaciones (2021).